martes, 5 de junio de 2007

La historia


En 1910 un hecho terrible asoto la prensa de concepcion.
Las mujeres que lavaban la ropa blanca dieron aviso a la policia de que habian encontrado flotando en medio de la Laguna Redonda un par de pies calzado, eran zapatos rojos....
Miércoles 26 de octubre de 1910. Una de las páginas del Diario EL SUR tituló: “Horrible crimen de una niña en la Laguna Redonda. No se sabe a quién pertenece”. Luego, el texto: “Ayer en la mañana, poco después de las 10 y media, una mujer que lavaba, Mercedes López, notó que flotaban en las aguas dos pies calzados. Suponiendo que se trataba de un cuerpo humano, dio cuenta del hecho al mayordomo del fundo Laguna Redonda, Ramiro Henríquez. Los “ajentes” (castellano antiguo) lograron extraer de la laguna un saco, dentro del cual se encontraba el cadáver de una mujer. A la cintura tenía atadas varias piedras, que impidieron que el cuerpo flotara, las manos estaban también amarradas y la cabeza degollada”. Una niña moría trágica e injustamente, pero junto con su deceso nacía una leyenda: la “santita”, Petronila Neira, la animita más venerada por la creencia popular penquista, reconocida como milagrosa, a quien se le atribuye una centena de intervenciones divinas y de las que la Iglesia Católica no está enterada aún. Pese a que la opinión pública de entonces se alarmó con la noticia, la menor, de entre 16 y 20 años, no fue reclamada hasta dos semanas después, cuando el Servicio de Investigaciones, a través de EL SUR, solicitó a los vecinos que se acercaran a reconocer a la víctima. Aparecieron entre ellos Margarita Barbosa y Carmen Neira Bustos, prima y hermana de la fallecida, respectivamente. Petronila ni siquiera fue extrañada en un principio. A nadie le preocupó su ausencia, ya que su familia no aceptaba a su pareja. Carmen constató que se trataba de su hermana, a quien no veía hacía meses. La policía registró entonces su domicilio, una habitación arrendada en un conventillo, ubicado en calle Barboa, altura Las Heras, número 1192, en la que encontraron un colchón tendido sobre el suelo, una pequeña mesa y una máquina de pie, que servía a la joven para trabajar reparando calzado. Un crimen bastante común en los anales policiacos, pero de insospechado desenlace en una historia de fe y creencias, que convirtieron por décadas, y hasta hoy, a Petronila en una especie de “beata de los pobres”. Celos y traición La opinión pública se afectó mucho con el trágico suceso. Petronila, soltera, oriunda de Coronel, era hija de Bernardo Neira y Pioquinta Bustos. Rápidamente, los testimonios de conocidos dieron cuenta de la presencia de un hombre en su vida, Arturo Retamal Mayorga, su pareja desde hacía un par de años, quien era un hombre mayor, que se desempeñaba como funcionario del Servicio de Alcantarillado. Petronila huyó de su ciudad precisamente escapando de este concubino, pero él la siguió por cielo, mar y tierra. Vecinos aseguraron a la policía que Retamal la amenazaba constantemente, para que no lo abandonara, incluso con la muerte. Su pasado, nada limpio (contaba con tres matrimonios, dos de ellos por las dos leyes, lo que le convirtía en bígamo), le significó rápidamente ser considerado como el principal sospechoso de la violenta muerte. Arturo Retamal fue apresado, junto a su “gancho” Pedro Carrillo, con quien se le vio el 16 de octubre, presunto día del fallecimiento de la joven. Meses de declaraciones y acusasiones fueron seguidos de cerca por los penquistas, hasta el momento en que se les encontró culpables. Salieron a la luz los macabros detalles del hecho, pero la justicia luchaba por establecer quién había cegado la vida de la difunta. Petronila fue asesinada en un sitio aledaño a la Laguna Redonda, donde después fue lanzado su cuerpo. Retamal culpó a su amigo, relatando a EL SUR: “No soy el autor de este crimen. Solamente vi como lo cometió. Pedro era mi amigo y sabía que Petronila me perseguía y no me dejaba tranquilo. El día 16 fui a verlo en compañía de ella, estuvimos bebiendo y como a las nueve convidé a Petronila a retirarnos”. Dijo también que Carrillo les fue a dejar, y encarando a la joven, preguntó en voz alta: “¿Esta es la mujer que te friega y te molesta?”, y ante su afirmación, sacó un cuchillo y la atacó, diciendo: “Así se deshacen estas porquerías”. Carrillo no se quedaría callado. Aseguró haber conocido a Retamal en las obras del alcantarillado y que, esa tarde, después de haber estado tomando un poco de vino, su amigo se puso celoso de que Petronila caminara al lado suyo. Entonces, en un descuido, la degolló con una navaja, la desnudó y, atando su cuerpo con piedras, la tiró a la laguna. “Después, Arturo me amenazó con la misma navaja”, expresó. Las contradicciones de los “amigos” les llevaron a prisión y más tarde, al patíbulo. Fueron fusilados y rápidamente olvidados. No así la animita, que fue enterrada en el Cementerio General de Concepción, donde permanece hasta hoy en un verdadero santuario. Nace la “santita” Pese a que la niña no gozaba de amistades, fueron muchos los que la acompañaron al Camposanto en sus funerales. Rápidamente, fue considerada una especie de “beata” por los más pobres, que se sentían identificados con su triste historia de joven abusada mientras estaba completamente indefensa, y quienes comenzaron a correr la voz de que, ante las plegarias, la animita hacía milagros. De hecho, su asomo a la superficie de la Laguna fue considerado como su primer milagro. Al poco tiempo, la gente construyó casetas a la orilla de la laguna y se levantó una especie de “santuario” o lugar destinado a pagar las “mandas”. Todavía hay ancianos que recuerdan que, por mucho tiempo, la Laguna Redonda fue llamada “Petronila Neira”... y no faltó el mito de que, con luna llena, la difunta se aparecía ante los parroquianos. Desde la laguna, las peregrinaciones se fueron trasladando al Cementerio General, donde la tumba comenzó a ser tapizada con láminas de múltiples colores, materiales y formas, a través de las cuales se puede conocer los supuestos milagros de la “beata”. Sin duda, el mausoleo más visitado del Camposanto está convertido en una especie de gruta por cientos y cientos de fieles que dejaron allí alguna placa de agradecimiento, desde 1910 en adelante. En una canasta, sus devotos dejan cartas, como la que una anónima mujer escribió el pasado 12 de octubre. “Conociéndote hoy en día, quiero pedirte de todo corazón que cuides a mi hijo Jacob. Y que mi otro hijo encuentre trabajo, para ayudar a la tía Amparo. Gracias santita”.

6 comentarios:

alejandra vidal cadiz dijo...

ella es una animita muy milagrosa le agradesco lo que ella hace por mi y mi familia gracias de todo corazon petronila neira

vicky dijo...

la Petro, como cariñosamente la llamamos en nuestra familia, es maravillosa, y muy cumplidora, en cosas del amor, la salud y el trabajo, puedo dar fe de que ella me ha ayudado y no sólo a mí sino a muchos de mi familia...es una amiga querida...

Anónimo dijo...

siempre pasaba x el cementerio , y un dia me detube a leer su leyenda me senti muy identificada y le pedy un favor senti que solo pedircelo no era suficiente que devia llebarle un regalo y unos dias depues la fui a visitar llebandole velas las encendi y le pedy que ayudara con un amor tormentoso y hoy en dia estoy mucho mejor y mas tranquilla siento que ella entiende mi dolor y me ayuda a seguir adelante y siempre que puedo le llebo velas y las enciendo para que ella vea luz .le tengo fe.

Unknown dijo...

Petronila pubre muchacha sufrio a manos de unos malditos hombres . eso son los hombres cual de todos mas desgraciodos y malas personas . Yo habia escuchado de ella ,mucho tiempo iba a la laguna redonda que queda cerca e mi casa y nunca imagine que hubo un crimen tan terrible como el de ella . Ire a verla le llevare su velita .

Vittorio dijo...

¿"Asoto" es castellano moderno?

Anónimo dijo...

Diosa Aries bastet H. Da pena leer un comentario tan insidioso y mal intencionado,de de seguro eres una feminista frustrada, que no tienes el cariño ni el respeto de un hombre, dudo que tengas hijos. Especímenes como tu no lo merecen, de seguro eres de las que exigen respeto hacia tu persona pero nunca respetas a los demás que